Id 76: La Fe es más que Dios   

La Fe es más que Dios

La Fe es más que Dios

ID: 76 | Cat: La Naturaleza de Dios | Fecha: 2005–01–27 17:07:00

 «La Fe es la capacidad de distinguir ciertos valores, por encima de la ambivalencia universal (*). Es una capacidad de ver, no de creer.

Si os acordáis, El Nazareno dijo que había que “dar con” el camino, esto es, verlo, distinguirlo, etc.

El mismo Dios se convierte de nuevo en algo baladí, ya que el término es un término sin contenido. Los que otorgan contenido al término Dios, en realidad están metiendo TODA la cosmología en el contrato del hombre con el hombre, que ya es el colmo de la antiproyección … si no se tiene cuidado.

Dios habla al hombre con palabras de hombre y al modo humano… Me parece que esto se le escapó a Pablo de Tarso. No sé si creerme lo del caballo…

(*) El origen de la ambivalencia proposicional universal es que Dios no necesita ninguna de las potencias del hombre, mientras solo se cumple en el hombre.

Si uno está inmerso en un modo de figuración, rechazará el otro. La apelación a la operación bondadosa no es suficiente para reivindicar profetismo alguno con carta de naturaleza. Tendría que ser la operación bondadosa profética en sí para poder decir que cumplía con el imperativo profético (Devenir).

Peor aún es reivindicar, no ya como necesario para la definición de bondad, sino como exclusiva su definición. La única comunidad existente suprareal es la establecida entre los dos modos de figuración, donde cada una actúa como cliente y proveedor.

Evidentemente, el imperativo profético tiene que ser el mismo para ambas, para no decir que Dios acaricia al lobo y al cordero. En una de las dos figuraciones muere Dios, y para colmo es en el modo donde la verbalización de la muerte de Dios es más ostentosa.

La salvación solo se da por el modo de figuración: el hombre puede saltar al infinito, que es el verdadero entendimiento de la unión Dios y Hombre (o Logos-Hombre), y de una realidad llamada eufemísticamente “Gracia”. Este proceso solo puede darse en movimiento (movimiento es la concordancia del movimiento natural con el movimiento de la autoconciencia o casa de Dios como Logos encarnado. El movimiento natural es más parecido a la confianza radical de Hans Küng: la del hijo al padre o a la madre, que a una concordancia “algorítmica” necesaria de tipo científico y cosas de esas: memes, etc.). Un Dios externo a esto es realmente la figura de un Dios pagano depredador, y el Cristo muerto que enseñan, la figura de la depredación. Una especie de advertencia permanente.

Ejemplo: Lucas 10, 1–9:

«… Y no os paréis a saludar por el camino».

Significa la importancia que se ha de dar a esa dedicación, si es que esa dedicación es un imperativo profético auténtico. Pero NO quiere decir que no se ha de saludar por mor de una supuesta condición de excelencia personal, por la que se deba o pueda despreciar un saludo debido. La primera deberá cuajar en una proposición perteneciente a una figuración alfa, y la segunda en una beta. Todas las proposiciones que incentiven la figuración beta provienen del maligno (Wittgenstein, Tractatus LF. 5.3). Es por esto por lo que se dice que el Diablo pasea por la Casa de Dios.

La labor salvadora del Nazareno fue rescatar lo que se perdía por antiproyección por acción (fariseos) y omisión (acólitos; que son los que se deleitan en presencia de los fariseos, sean estos acólitos ricos o pobres. Para el caso contrario, a los fariseos se le contrapondrían los profetas, y los que se deleitan con los profetas serían los verdaderos creyentes, a ninguno de los cuales les es imprescindible la fe).

Otro ejemplo: «… Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan». Mateo 25, 1–13.

La figuración alfa de esta proposición es compararla con Lc. 16, 19–31: «… Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán». La beta es adherirse a la interpretación católica.

Dios entiende antes la figuración que la proposición (de la abundancia del corazón habla la boca: el corazón es la figuración y la boca es la proposición o acción): Dios entiende antes el corazón, que es donde está la figuración que gestiona y pone los hechos.»

 

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Okay, I need to analyze this text. Let me start by reading through it carefully. The text is in Spanish and seems to be discussing theological concepts, particularly around faith, God, and different modes of interpretation (“figuración”). The author references biblical passages, philosophers like Wittgenstein, and theologians like Hans Küng. There are terms like “antiproyección,” “figuración alfa/beta,” and mentions of Jesus and Paul.

First, I should break down the main ideas. The text starts by defining faith not as belief but as the ability to discern values beyond universal ambivalence. It contrasts this with the concept of God being trivialized when people fill the term with their own content, leading to antiproyection, which seems to be a rejection of projecting human attributes onto God. The author criticizes institutional interpretations (like the Catholic Church’s) as “figuración beta,” associated with the devil, whereas “figuración alfa” is aligned with prophetic imperatives.

There’s a discussion on how God communicates in human terms, which the author thinks Paul might have missed. The idea of salvation through “figuración” modes where humans connect with the infinite (Logos-Hombre) through movement, which is a harmony between natural movement and self-consciousness. An external God is seen as pagan and predatory, contrasting with the true understanding of grace.

Examples from Luke and Matthew are given to illustrate the two figuración modes. The parable of the wise and foolish virgins is interpreted through figuración alfa (prophetic) vs. beta (institutional). The heart, representing figuración, is prioritized over propositions or actions.

Now, to analyze this, I need to understand the key terms and how they relate. The author is making a distinction between authentic, prophetic understanding (alfa) versus institutional, dogmatic interpretations (beta). This seems like a critique of organized religion’s tendency to ossify teachings, losing the true prophetic message. The mention of Wittgenstein’s Tractatus suggests that logical propositions (beta) are insufficient or even malevolent compared to a more existential, heart-centered approach (alfa).

Theological references: Hans Küng’s radical trust as a natural movement, which is more relational (child to parent) than algorithmic. The death of God in one figuración mode might relate to Nietzsche’s concept, but here it’s tied to where verbalizing God’s death is ostentatious, perhaps in institutional settings that kill the living God through dogma.

The author emphasizes process and movement over static belief. Salvation is dynamic, requiring active engagement (movement) rather than ritual or dogma. The critique of the Catholic interpretation as beta aligns with a common theme in theological existentialism or liberation theology, which prioritizes action and lived experience over doctrine.

Antiproyección seems to refer to projecting human structures onto the divine, thereby limiting God. The Pharisees and acolytes are criticized for either action or omission in this projection, whereas true believers don’t need faith because they align with the prophetic figuración.

The use of biblical examples: In Luke 10, not greeting others on the road is about prioritizing the prophetic mission (alfa), not about personal excellence (beta). The oil lamps parable contrasts trusting in resurrection (beta) versus heeding Moses and the prophets (alfa), indicating that true understanding comes from internal figuración, not external signs.

The heart vs. mouth metaphor underscores that God values the underlying mode of understanding (heart/figuración) over outward expressions (mouth/propositions). This aligns with Jesus’ teachings on inner righteousness versus outward observance.

In summary, the text critiques institutional religion for stifling true prophetic faith through dogma and ritual (beta figuración), advocating instead for a dynamic, heart-centered engagement with the divine (alfa figuración) that transcends propositional content and embraces movement and existential trust.

 

 El texto presenta una reflexión teológica y filosófica compleja que critica las interpretaciones institucionalizadas de la religión y propone una visión dinámica y existencial de la fe. A continuación, se organiza el análisis en ejes clave:

1. La fe como capacidad de discernimiento, no de creencia

  • Definición de fe: Se redefine la fe no como mera creencia en Dios, sino como la habilidad para discernir valores trascendentales, superando la “ambivalencia universal” (contradicciones inherentes a lo humano). Esta ambivalencia surge porque Dios no necesita las potencias humanas, pero se realiza plenamente en el ser humano.
  • Crítica al concepto vacío de Dios: El término “Dios” se vacía cuando se le imponen contenidos humanos, reduciéndolo a un contrato social (“antiproyección”). Esto convierte a Dios en un ídolo pagano, alejado de su esencia trascendente.

2. Figuración alfa vs. beta: Dos modos de interpretación

  • Figuración alfa: Asociada al profetismo auténtico, prioriza la acción dinámica y el corazón (motivación interna). Ejemplos bíblicos:
  • Lucas 10:1–9: No saludar en el camino simboliza enfocarse en la misión profética, no en ritualismos.
  • Lucas 16:19–31: La verdadera comprensión viene de escuchar a profetas, no de milagros espectaculares.
  • Figuración beta: Vinculada a interpretaciones dogmáticas (como la católica), se centra en proposiciones estáticas y rituales. Se critica como obra del “maligno” (referencia a Wittgenstein, quien cuestionó la lógica como fundamento absoluto).

3. Salvación y movimiento existencial

  • Salvación como proceso dinámico: Requiere armonizar el movimiento natural (confianza radical, como la de un hijo hacia sus padres, según Hans Küng) con la autoconciencia divina (“Logos encarnado”).
  • Crítica al Dios externo: Un Dios separado de este movimiento se reduce a una figura pagana y depredadora (ejemplo: el Cristo muerto como símbolo de opresión ritualista).

4. Crítica a las estructuras religiosas

  • Fariseos y acólitos: Representan la “antiproyección” por acción (legalismo) u omisión (pasividad). Se oponen a los profetas y creyentes auténticos, quienes no necesitan “fe” en sentido dogmático.
  • El Diablo en la Casa de Dios: Alude a cómo las instituciones corrompen lo sagrado al priorizar reglas sobre el espíritu profético (ejemplo: la parábola de las vírgenes necias en Mateo 25 interpretada desde la figuración beta).

5. Corazón vs. Proposición

  • Prioridad del corazón: Dios juzga la “figuración” (modo de existir) antes que las acciones o palabras (“de la abundancia del corazón habla la boca”). Esto subvierte la lógica de las meritocracias religiosas.

6. Influencias filosóficas y teológicas

  • Wittgenstein: Su crítica al lenguaje en el Tractatus se usa para denunciar las proposiciones vacías (beta).
  • Hans Küng: Su idea de confianza radical como relación filial resuena en la noción de “movimiento natural”.
  • Nietzsche y la muerte de Dios: La “muerte de Dios” ocurre en la figuración beta, donde se verbaliza su ausencia, pero se perpetúa un ritualismo vacío.

Conclusión

El texto propone una fe vivencial y profética (figuración alfa), opuesta a las estructuras religiosas estáticas (beta). La salvación se logra mediante un movimiento existencial que integra confianza radical y autoconciencia divina, trascendiendo dogmas y rituales. Es una llamada a recuperar el núcleo ético y transformador del mensaje del Nazareno, libre de institucionalizaciones antiproyectivas.

 



 Este texto plantea una reinterpretación de la fe y de la relación entre el hombre y Dios desde una perspectiva filosófica y teológica que desafía las interpretaciones tradicionales. Veamos sus puntos clave y su posible significado desde un punto de vista filosófico:

1. La Fe como Visión, No Como Creencia

El texto sugiere que la fe no es simplemente creer en algo sin pruebas, sino una capacidad de discernir valores superiores en un mundo de ambivalencia. Esto recuerda a la idea de “ver con los ojos del espíritu”, presente en filósofos como San Agustín o Kierkegaard, quien hablaba de la fe como un salto cualitativo hacia una realidad más profunda.

La distinción entre dar con el camino (ver, distinguir) y simplemente creer sin evidencia conecta con la idea de que la fe genuina debe ser una experiencia interna y no una simple adhesión a doctrinas.

2. Dios Como Concepto Vacío

El texto sugiere que “Dios” es un término sin contenido si se intenta definir de manera absoluta. Esto se asemeja a la crítica de Ludwig Feuerbach, quien argumentaba que “Dios” es una proyección de los valores humanos. También recuerda la posición de Paul Tillich, quien veía a Dios no como un ente separado sino como el “fundamento del ser” (the ground of being).

Además, el autor critica la tendencia de algunos teólogos a insertar toda la cosmología dentro del concepto de Dios, lo que podría ser visto como un intento de reducir lo divino a un mero contrato social.

3. Crítica a San Pablo y la Interpretación del Profetismo

El autor cuestiona la figura de Pablo de Tarso y su relato de conversión (aludiendo al episodio del caballo en el camino a Damasco), lo que sugiere una sospecha sobre la autenticidad de su interpretación del mensaje de Jesús. Esto recuerda a Nietzsche en El Anticristo, donde acusa a Pablo de traicionar el cristianismo original al convertirlo en una religión institucionalizada.

El texto también afirma que la operación bondadosa no es suficiente para validar un mensaje profético; la acción profética debe ser en sí misma un cumplimiento del imperativo profético (Devenir). Esto suena a una exigencia de coherencia entre el mensaje y la vida del profeta, lo que concuerda con el concepto heideggeriano de autenticidad.

4. Las Dos Figuraciones y la Muerte de Dios

El autor parece proponer dos modos de figuración, es decir, dos maneras de estructurar la realidad religiosa. En una de ellas, “muere Dios”, y esta es la que más ostentosamente verbaliza la muerte de Dios. Esto recuerda a Nietzsche en Así habló Zaratustra, donde el anuncio de la “muerte de Dios” es un diagnóstico de la crisis del sentido en la modernidad.

La “única comunidad suprareal” que menciona el texto parece referirse a un espacio donde ambas figuraciones coexisten en una relación de cliente y proveedor. Esto podría aludir a la dialéctica entre diferentes formas de entender la espiritualidad.

5. La Salvación Como Movimiento y No Como Dogma

El texto sugiere que la salvación no es un estado fijo, sino un proceso de movimiento. La referencia a Hans Küng y su idea de “confianza radical” indica una visión dinámica de la fe, más basada en la experiencia vivida que en la adhesión a doctrinas estáticas. Esto recuerda a la teología procesual de Whitehead, que concibe a Dios y la realidad como algo en constante devenir.

La crítica a la idea de un “Dios externo” como “Dios pagano depredador” sugiere que el autor rechaza una visión de Dios como un ente separado y dominante, prefiriendo una visión más inmanente y relacional (como en el panteísmo de Spinoza o la teología de la liberación).

6. Interpretación de Textos Bíblicos y Wittgenstein

El análisis de Lucas 10, 1–9 y Mateo 25, 1–13 enfatiza que las enseñanzas de Jesús deben ser comprendidas dentro de una “figuración” y no solo como proposiciones aisladas. La referencia al Tractatus de Wittgenstein (5.3: Todas las proposiciones que incentiven la figuración beta provienen del maligno) sugiere que el autor ve en Wittgenstein un argumento para distinguir entre distintos modos de lenguaje religioso.

7. Jesús Como Rescatador de Lo Perdido por la Antiproyección

El autor propone que la misión de Jesús fue rescatar lo que se perdía por acción (fariseos) y por omisión (acólitos). Esto parece indicar una visión de Jesús como reformador que buscaba una fe genuina, en oposición tanto al legalismo de los fariseos como al conformismo de sus seguidores.

8. Conclusión: Dios Entiende Antes la Figuración Que la Proposición

El último punto es crucial: “Dios entiende antes el corazón que la proposición”. Esto refuerza la idea de que la fe no es simplemente adherirse a enunciados doctrinales, sino una transformación interna. Esta visión se acerca al misticismo de autores como Eckhart o al existencialismo de Kierkegaard, donde lo central es la relación viva con lo divino, más allá de fórmulas establecidas.

Comentario Final

Este texto es una mezcla de filosofía de la religión, teología crítica y hermenéutica bíblica. Su enfoque resuena con:

  • Nietzsche, por la crítica a la religión establecida y la muerte de Dios.
  • Wittgenstein, por la distinción entre distintos modos de figuración del lenguaje religioso.
  • Kierkegaard, por la visión de la fe como un proceso personal y dinámico.
  • Hans Küng, por la confianza radical y la necesidad de una fe auténtica.
  • Tillich, por la idea de que Dios no es un ente sino el fundamento del ser.

En resumen, el autor defiende una fe basada en la visión y el movimiento, más que en la creencia ciega o en los dogmas. Su crítica al cristianismo tradicional no es un rechazo absoluto, sino una búsqueda de una comprensión más profunda y auténtica de la espiritualidad.